Espirales

Septiembre, vuelven las clases y las oficinas tienen nuevamente sus puertas abiertas. Todo es esto es buena escusa para que empiezen nuevamente a llegar los cuentos y los destinos de la cabeza de Philip K. Dick. Nos acaba de llegar un cuento breve pero potente, disfrutenlo..

Autor: public_int

Ahhhhhhh…-se escucho el eco de un grito por toda la construcción. Algo caía por el centro de la escalera.
Levanto el arco, tomo una flecha, apunto, el “ahhh” era molesto pero no llegaba a desconcentrarlo, disparo. La flecha dio en el blanco, impulsándolo hacia el frente de la escalera en espiral. Apresuro un poco el paso, por suerte en este sector el diámetro no era muy grande.
La flecha había atravesado a la mitad una cabeza, enterrándose en la pared. Esta comenzó a abrir los ojos, entre algunos quejidos difusamente metálicos.
-Supongo que debo darte las gracias -dijo- llevaba algunos minutos cayendo.
El arquero tiro con fuerza la flecha enterrada, liberándola. Amarro los extremos con algún tipo de cable, y se colgó la cabeza como un grotesco talismán.
-Me podrías decir donde nos encontramos, sino fuera mucha molestia.-dijo la cabeza-o si fueras tan amable de dejarme en la estación de policía más cercana.
Solo un largo silencio obtuvo por respuesta, el cual amplificaba la monótona ascensión por la escalera. Solo variaba la intensidad de la luz azulina que iluminaba el lugar y la distancia al frente. Pero siempre los mismos escalones, todos iguales en el más mínimo detalle, siempre el mismo andar lentamente circular.

-Nunca he sido muy bueno para los viajes largos-dijo la cabeza en el extremo del aburrimiento-por cierto mi nombre es Philip-mas silencio- La música acortaba mis viajes- y comenzó a tararear una canción.
El arquero furioso levanto la cabeza agitándola en el aire.
-Esta bien, no mas canciones, he entendido la critica- el movimiento se detuvo- pero al menos dime algo, cualquier cosa, ¿Quién eres? ¿A donde vamos? ¿Cuanto falta para llegar?-
-No lo se- dijo el arquero-
Al estar levantado Philip pudo ver que en la espalda llevaba un bolso, algo del contenido quedaba visible, fragmentos mordisqueados de cabezas, todas barbudas, todas idénticas. Ahora lo entendía, ahora entendía como lograba sobrevivir el arquero, no se le ocurrió nada más que gritar-Ahhhhhhhhhhhhhh...